SENCILLEZ


 Imprime a la redacción un tono de veracidad expresiva que la hace efectiva y atractiva. Las expresiones ceremoniosas, abultadas, deben quedar fuera de todo escrito; pues la redacción moderna se distingue por  su simplicidad y cortesía

La redacción moderna, en general, se caracteriza por la llaneza
o ausencia de afectación. Esto implica un acercamiento lógico a la naturalidad propia de la conversación, aunque con las limitaciones inherentes al lenguaje escrito. Las expresiones hinchadas y ceremoniosas, a veces rutinariamente serviles, resultan improcedentes en esta época de practicidad y realismo, en que hasta los arraigados "¿mande? ", "para servirle" y "su casa de usted" —en lugar de "mi casa"— van desapareciendo en boca de los mexicanos más avanzados. La cortesía se ha aligerado de oropeles fuera de moda: así, el clásico final de carta "Me reitero como su afectísimo, atento y seguro servidor", ha quedado reducido al más lógico "Atentamente estoy a su disposición" —si esto es verdad— o al sintético "Atentamente", en que se sobrentiende "Lo saludo". La sencillez (no la vulgaridad ni la grosería) imprime a la redacción un tono de veracidad expresiva que la favorece en efectividad y atracción.

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